Desde el principio de la humanidad, el macho dominante ha pretendido a la hembra, haciendo alarde de su poderío físico, enfrentándose con otros machos. Luchas, que en muchas ocasiones, tenían un fatal desenlace para uno de los dos postulantes a tan preciado trono. La sociedad actual, ha concluido con tales eventos macabros, y los ha concentrado en un programa de televisión de nuestra gran cadena amiga: Telecinco.
Un programa, que cuenta con un nutrido número de seguidoras, que aspiran alguna vez ser las elegidas, por ese macho dominante. Ese gorila de lomo plateado. Ese carnero de los andes que quiere hacerse con el dominio de la manada, o harén en este caso. Si amigos. Estoy hablando de ese programa que tiene como nombre: Hombres, Mujeres y Viceversa.
Resulta que el gorila en cuestión, un tal Ferchu, ha estado rompiendo todas las estadísticas, que los sociólogos hacen sobre el comportamiento humano, estipulando en siete el número de mujeres por cada hombre en el planeta. Este cabrón ha roto con todos los pronósticos de sociólogos, que no contaban con el factor televisión, y la erótica del poder que esta ejerce. Resulta que el amigo Ferchu, se ha pasado por la piedra (hasta el punto que le permitía el programa) a más de treinta chicas. Pero evidentemente no a treinta callos. A la élite de este país. A los treinta pibones de yate, más pibones, que los productores del programa han podido encontrar. Y lo peor de todo, es que utilizan el romanticismo y el amor para justificarlo…
Pero por favor, si el Ferchu para esas chicas, es como la tragaperras para un ludópata. La jugada es la siguiente: Meten en el programa, a un tío de dudoso pasado, mas promiscuo que David Haselhoff en los ochenta, y nos hacen creer que es inalcanzable. Meten a unas tías de belleza etérea con mentes también etéreas, dispuestas a rebajarse a la altura de la mierda por que el pavo este las de una cita. Les dejan verse aproximadamente unos 15 minutos una vez cada tres días y lo meten todo en una coctelera durante más de tres meses a ver que pasa. Y a todo esto, el Ferchu de las narices poniéndose las botas, fuera. Porque vamos, con tanto restregón, no hay santo que se aguante. Y mientras las candidatas, como si de las novicias buenorras de un convento se tratara, hacen lo posible y lo imposible por captar la atención de este tío. Por si es fuera poco, el programa, cuenta con una corte de mamarrachos y bufones, para hacerlo más interesante. Por qué, si por el tal Ferchu y las pretendientas fuera, eso sería, peor que ver a Punset en Redes, hablando de la cría del berberecho en cautividad.
Bueno, pues hoy, en ese programa, era como si fuera el día de Navidad, y el Grinch se hubiera llevado todos los regalos. Ferchu tenía que decidir entre sus dos últimas pretendientas. ¿Qué momento no? Pues ha sido bastante triste, ver como la justicia poética hacia acto de presencia, y la gran enamorada, perdía la gesta, y el gran semental, se quedaba con la mujer, con más problemas para la comunicación verbal. La verdad, es que tampoco es una gran pérdida para la humanidad.
Al final el gran semental Ferchu, el gran soltero de oro, pasa a ser el novio de la gran afortunada de la noche, y de cuyo nombre no voy a gastar ni una sola neurona en acordarme. Ferchu sale a la calle ennoviado, y esperemos que sea por mucho tiempo. Quizá si hay suerte para más de dos semanas. Que se harte de aparearse con la susodicha, y que vuelva a quedarse soltero, y así, poder estar disponible para otras mujeres. Que en definitiva es su destino. Ser el azote de jovencitas de cuerpos perfectos. El eterno soltero. Y mientras el resto esperaremos inquietos a ver que próximos tronistas vendrán a hacer las delicias de la élite femenina de nuestro país. A los nuevos gorilas de lomo plateado que nos harán fantasear con nuestras anodinas vidas pensando que pasaría si algún día tuviéramos esa maldita suerte de ser el jeque de semejante harén.
Este post se lo dedico a todas aquellas mujeres que nunca encontraran el amor si solo esperan que se las quiera por lo que parecen no por lo que son.